El General intergaláctico

De la sección “retratos hablados”, texto y fotos por Priscilla Mora Flores

Salía de realizar una cobertura fotográfica sobre el aniversario reciente en la galería de Jacobo Karpio cuando vi pasar a un policía, lo ví rápidamente y tuve que salir corriendo para hablarle, parecía un policía de otra época.

Cuando estuve a su lado pude ver que le colgaban insignias antiguas y le pedí que me contará su historia, la que él quisiera. Su uniforme era como una obra de arte digna de ser exhibida donde Karpio, un collage de insignias y parches de cualquier tipo de autoridad hasta crear su propio uniforme digno de un hombre soñador.

Don Alvaro Angel Orozco Hidalgo se detuvo y me dijo que quería enseñarme su diploma y carnet (no se de qué) pero que no los andaba, que venía de hacerse exámenes de sangre y orina en el Calderón Guardia, que tiene una sonda y problemas en la vejiga desde hace dos años y medio, que el Calderón Guardia no encuentra solución a su problema y esto le ha traído grandes tormentos al planeta.

 

Luego me habló de sus entrenamientos militares en Río Frío, y de como ama no solo a Costa Rica, sino a todos los países del mundo, por eso le mandó a su padre, que vive en EEUU, y a la NASA, una caja llena de diplomas para que todo país establezca lo mismo, policial municipal, policía de tránsito, pública, aérea e INTERGALÁCTICA.

Es un hombre que habla sin detenerse, casi sin respirar, que vive en un sueño. Esa tranquilidad de parar en media calle ante una desconocida con cámara, y hablarle sobre la policía intergaláctica y los entrenamientos de la policía en el espacio, una línea de conversación tan rápida que costaba seguirle el hilo. Un personaje tan tierno que yo no dudaba en creerle nada.

Hablaba con un viejo amigo sobre como cada uno de nosotros tiene su propia versión de realidad, ¿genios? ¿locos?, uno puede recordar un sueño tan lúcidamente que este se

vuelve realidad, aunque para el resto sea simplemente una alucinación.

Cada vez que vuelvo a ver el reloj y son las 3:33, 4:44, 10:10, 11:11 etcétera, siento un calor en el corazón y me digo a mí misma que TODO VA A ESTAR BIEN, un invento personal de buen augurio. Encontrar una valija en la calle significa para mí llevármela, una señal de que tengo que mudarme de casa o viajar pronto, y que cuando lo haga tengo que empacar todo en esa valija encontrada. Igualmente, sentir la necesidad de salir corriendo para hablarle a un completo desconocido que le cuente a uno historias tan surreales es algo que me alegra la vida entera.